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¿Quedamos? Quedemos en La Angosta

Actualizado: 26 oct 2021


Tenemos que ser agradecidos, con todo y todos. La Taberna Angosta sigue abierta, con sus dos puertas taberneras, su ventana y barras interiores que miran a esa terraza con dos palmeras que nos hacen saber que entre el mar y la tierra, el cielo está en Madrid.

La ecuación salud vs. economía no fue tan exacta y hemos logrado, hasta la fecha, superar las adversidades aunque para ello hayamos tenido que hipotecar nuestro futuro.

Gracias a todos vosotros, nuestros héroes. A Chuche, la mascota de nuestra vecina Lara que posó para dar fe de que nuestros mojitos son los mejores de toda Madrid y cuidar de que no se coma todos los patés y boquerones. A los vecinos que bajaron a tomarse su aperitivo, su vermú en su bar de toda la vida, cuando pudimos reabrir, desconfinar varias botellas de vino, bebernos los copazos que estaban esperando a ser liberados y exaltar devotamente los placeres epicureanos. A los amigos que nos respaldaron desde la plataforma Cuando volvamos y también a aquellos que compraron planes de preventa solo para ayudarnos con al pago de la luz, el agua y hasta allí. A nuestros seguidores de instagram por darle "me gusta" a todo cuanto en ese momento fuera parte de nuestra historia vivida, confesiones aparte. A todos aquellos que, preservándonos, con mascarillas y respetando la distancia sugerida, igual pasaban a saludar y acercaban esos dos metros de distancia restrictiva con un saludo de solidaridad, en plan "aquí estamos y sigamos cuidándonos". A los que antes de la pandemia se gastaban un promedio de dos tintos de verano y, desde ese primer día de desconfinamiento cenaron, bebieron, festejaron la vida y el nacimiento de un nuevo miembro de la familia gastándose más de 200 euros porque la vida los vale. A la pareja que decidió casarse y celebrar en La Angosta un largo camino a casa con un hasta siempre en la salud, en las buenas y también en las malas. A las actrices y actores que nos visitan a diario dejándonos ver una parte de ese duende reservado solo para los camerinos o para los momentos en pareja. ¡Un abrazo Ernesto! A los medios de comunicación, El País, Televisora Española, al programa La Linterna, que nos dieron voz y nos puso cara para salvar a la hostelería, nuestro sustento.

Reconocemos que muchos no salvaron sus negocios, sentimos sinceramente que algunos perdieran vidas de familiares y amigos. Nosotros también vivimos esa parte de la historia donde el miedo a morir o no poder despedirte de los tuyos te hunde, sin abrazos que puedan levantarte.

Por aquella incertidumbre de la primera ola, cerramos días previos a que fuera un mandato presidencial, por responsabilidad con nuestra comunidad, por nosotros todos. Temíamos por nuestra vida y también por nuestra economía familiar. Pero, pandemia de por medio, nos dimos un tiempo para replantearnos, conceptualizar y crear una web, digitalizarnos, crear un sistema de reserva, primero manual y, después, automático por Google Maps, reestructurarnos, subrayar la personalidad de La Angosta, abrir su carta al acento sefardí y mantener la razón de ser "a lo madrileño" y sobre todo apostamos al momento ese tan especial de quedar en La Angosta con nuestros amigos. Y así ha pasado, de nuevo, gracias.

Sabemos que hay sectores de nuestra economía tan golpeados, o más, que la propia hostelería. Pero gracias a la presencia que tuvimos en la sociedad, a las campañas de sensibilización con los bares, algunos logramos no bajar las persianas para siempre. Y por esto estamos más que agradecidos, en deuda.

Las ayudas del Ico se tradujeron en endeudamiento o en pagos a la banca que nos ayudaron a tener liquidez en un momento clave, pero al final han terminado endeudando a pymes que estaban sanas, como la nuestra. En cambio, las ayudas Covid de la Comunidad de Madrid, a fondo perdido, han logrado que subsanemos agujeros económicos y, en buena racha, dar una segunda oportunidad a empresas y emprendimientos. Ojalá se dé el milagro de auxiliar a pequeños comerciantes y negocios porque sabemos que no todos los emprendedores han logrado recuperar su inversión y no son pocos los que han cerrado sus negocios familiares o primeros emprendimientos. Y esto, en un país donde no abunda el empleo, debe hacérnoslo pensar.

Los que creamos nuestro autoempleo y generamos algunas plazas de trabajo debemos ser también considerados, oportunamente, contemplando escenarios donde, en momentos de catástrofes, las ayudas lleguen a tiempo. Es lo suyo. En un país con esta tasa tan alta de desempleo, la hostelería, el turismo, la ciencia y la cultura son sectores que aportan soluciones, desarrollan la educación y estimulan el consumo, la economía. Ha quedado demostrado, una vez más.

Amamos lo que hacemos, amamos nuestro entorno laboral, amamos a nuestra Madrid.

Las matemáticas no aman pero tampoco fallan. La salud y el sistema de salud han surfeado sus respectivas olas; la economía y empresas seguimos dando brazadas para nadar y salvarnos.

Apurad las copas, que el invierno es también duro y os esperamos a todos y todas



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